domingo, 12 de marzo de 2017

La historia de la muerte y 'Lost'.

Importante: Esta publicación contiene spoiler por lo que si no ha visto la serie 'Lost' debería dejar de leer.

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Esta publicación será breve y no tiene otra intención que la de remarcar lo caprichoso que es el destino de las personas y lo difícil que es en muchas ocasiones (sino en todas) eludirlo. Además, en muchas de las ocasiones en las que tratamos de eludir algo que parece que inevitablemente tendremos que vivir, gastamos energía y fuerzas inútilmente en lugar de aprovechar y disfrutar no solo de lo bueno que nos tocó vivir sino también incluso de lo malo. Esta publicación NO tiene la intención de mandar el mensaje de que si algo no te gusta no luches por cambiarlo para que sea diferente, sino mandar el mensaje de que tenemos que ser lo suficientemente lúcidos para aceptar que a veces ocurren cosas que no tienen solución o no podemos evitar y que cuánto más tiempo nos empeñemos en tratar de cambiarlas, más momentos buenos de la vida nos estaremos perdiendo en balde. Y quizás ahí esté la mayor de las dificultades, la lucidez necesaria para ser consciente de las cosas que dependen de nosotros y las que no, de las cosas que está a nuestro alcance cambiar y las que no, para no perder ni tiempo ni energía en cosas que nunca nos llevarán a buen puerto.

¿Y que tiene que ver todo esto con la serie 'Lost' y con el personaje de Charlie?

Quienes habréis visto la serie, seguro recordáis el sufrimiento y angustia que vive Charlie desde el momento en el que Desmond le comunica que ha visto en un a visión (valga la redundancia) que morirá. Charlie desde ese preciso instante se angustia y 'deja de vivir' su vida, de querer a Claire y a Aaron, de disfrutar de las risas o las experiencias que la isla y el resto de supervivientes le brinda, en definitiva, Charlie muere metafóricamente hablando en el preciso momento en el que Desmond le comunica que antes o después lo hará. Una poderosa angustia se adueña de Charlie cómo si el resto de los personajes de la isla nunca fueran a morir.

Es más, incluso pareciera ya desde el preciso instante en el que Charlie sobrevive al accidente que tendrá que luchar contra su destino durante buena parte de su instancia en la isla ya que en el primer día lo primero que se escribe en sus dedos es la palabra inglesa 'Fate', la cual significa destino.


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No obstante, Charlie no se rinde y decide luchar contra su destino y con la ayuda de Desmond y sus visiones, conseguiría eludir la que creía que sería su muerte en varias ocasiones durante la serie. Pero como ya dije anteriormente, en este intento suyo por eludir su propio destino, se olvida de disfrutar el camino y de quienes le acompañan en el mismo, por lo que además de luchar inútilmente, 'deja de vivir' antes de tiempo.

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Finalmente, Charlie ve como su muerte le alcanza en el camino y en un último instante de lucidez, decide no rehuir de ella sino darle un sentido y es así como decide sacrificarse él en beneficio de Desmond para que este último consiga averiguar si era o no el barco de su chica el que estaba cerca de la isla: 'Not Pennys Boat'.


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¿Y a que otra cosa nos recuerda esta lucha de Charlie con su destino?

En primer lugar nos recuerda a la famosa Oración de la Serenidad del teólogo estadounidense Reinhold Niebuhr (1892-1971). Dicha oración fue compuesta en un domingo previo al inicio de la 2GM, en el año 1943 y dice lo siguiente:
"Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, y la sabiduría para conocer la diferencia; viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez; aceptando las adversidades como un camino hacia la paz; pidiendo, como lo hizo Dios, en este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera; creyendo que tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a tu voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz contigo en la siguiente.Amén".
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Y decimos que nos recuerda a esta oración porque en la misma, su autor pide a Dios la lucidez suficiente para que llegado el momento, sea capaz de aceptar lo que le depare el destino y no comenzar una lucha que a la larga le haga desaprovechar el tiempo que le quede y la felicidad que la vida le pueda otorgar durante el transcurrir de los días hasta la finalización de la misma.


En segundo lugar nos recuerda al apólogo de la muerte la cual ha ido adquiriendo varios nombres ("El gesto de la muerte", "Cita en Luz", "Cuando la muerte vino a Bagdag", "Salomón y Azrael", "El jardinero y la muerte" etc.) y distintas versiones a lo largo de la historia aunque el contenido y la idea esencial de la misma ha permanecido invariable. Esta idea esencial no es otra que la inutilidad de pretender eludir el destino.


 El apólogo en una de sus versiones decía literalmente lo siguiente:


"Érase una vez un mercader de Bagdad que envió a su criado al mercado para comprar provisiones, y el criado regresó al poco rato, pálido y tembloroso, y dijo: Amo, cuando estaba en el mercado, una mujer me empujó en medio de la multitud, y cuando me volví, vi que era la muerte quien me había empujado. Me miró e hizo un gesto amenazador. Prestadme vuestro caballo, huiré de esta ciudad y burlaré a mi destino. Iré a Samarra, y allí la muerte no me encontrará. El mercader le prestó el caballo, el criado lo montó, hundió las espuelas en sus flancos y el caballó partió a galope tendido. Después, el mercader fue al mercado, me vio entre la multitud, se acercó a mí y dijo: ¿Por qué hiciste un gesto amenazador a mi criado cuando te vio esta mañana? No fue un gesto amenazador, dije, sólo de sorpresa. Me sorprendió verlo aquí en Bagdad, porque tenía una cita con él esta noche en Samarra."
Fuente:  Jeffrey Archer, En pocas palabras, trad. Eduardo G. Murillo, Barcelona, Mondadori-Debolsillo, 2002, pág. 11.

Y por último nos recuerda a este apólogo por lo ineludible que es el destino. El criado pensaba que podría librarse de su terrible destino huyendo de la ciudad cuando la verdad fue que se acercó al mismo.




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