[...] -Señor minino --comenzó Alicia, con cierta timidez, al no saber muy bien si al Gato le gustaría aquel nombre; pero el Gato seguía sonriendo y ello animó a la niña a continuar ("Parece que se lo toma bien")--: ¿Podría usted indicarme la dirección que debo seguir desde aquí?
- Eso depende -le contestó el Gato- de adónde quieras llegar.
-No me importa adónde... -empezó a decir Alicia.
-En ese caso, tampoco importa la dirección que tomes - le dijo el Gato.
-...con tal de llegar a algún lado -acabó de decir Alicia.
-Eso es fácil de conseguir -le dijo el Gato -. ¡No tienes más que seguir andando! [...]
pp.158. Editorial: Cátedra.
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