Después de un breve cálculo, Alicia respondió:
-Siete años y seis meses.
-¡Respuesta equivocada! -exclamó, triunfal, Tentetieso -.¡Eso no fue exactamente lo que dijiste!
-Creía que me preguntaba "¿Qué edad tienes?"
-¡Atente a lo que dije, no a lo que pensabas que había dicho! -dijo Tentetieso.
Y Alicia, que no quería ponerse a discutir de nuevo, decidió callarse.
-¿Siete años y seis meses? -repetía Tentetieso, cavilando -. Una edad muy difícil... si me hubieras pedido consejo te habría dicho: "¡Quédate en los siete!", pero ahora ya es demasiado tarde.
-¡No acostumbro a pedir consejos sobre mi edad! -exclamó Alicia, indignada.
-La niña nos ha salido orgullosa...-comentó Tentetieso.
-¿No se da usted cuenta -le dijo Alicia, cada vez más indignada- de que uno no puede evitar hacerse mayor? [...]
"Alicia a través del espejo". Lewis Carroll.
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