viernes, 27 de enero de 2017

'El principio de incertidumbre' Heisenberg y 'El nombre de la rosa' Eco.

[...] -Pero entonces, ¿cómo podemos confiar en el saber antiguo, cuyas huellas siempre estáis buscando, sinos llega a través de unos libros mentirosos que lo han interpretado con tanta libertad?
-Los libros no se han hecho para que creamos lo que dicen, sino para que los analicemos. Cuando cogemos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué quiere decir, como vieron muy bien los viejos comentadores de las escrituras [...]

Comentario personal.
No se ha leído un libro si no se ha sido capaz de al menos sacar un símil con algún otro libro.
Tampoco se ha leído un libro si no se le es capaz de encontrar una aplicación o comparación en la vida diaria. Y definitivamente, no se ha leído un libro si hemos dado por sentado que toda la información que contiene el mismo es veraz en su totalidad. Todos los libros son objetos creados bajo la interpretación personal que un escritor hace o tiene de un fenómeno, hecho o acontecimiento. Y esta interpretación inherente al escritor al entrar inevitablemente en contacto con aquello sobre lo cual versará el libro, modifica sustancialmente en mayor o menor medida la imagen inicial que el fenómeno tuvo para el autor. Esto, se traduce en que el lector que compre el libro que habla sobre el acontecimiento inicial con la intención de informarse sobre éste, habrá comprado no al fenómeno inicial sobre el que escribió el autor, sino a la idea que el autor tuvo acerca de aquel fenómeno. Y este lector, cuando hable con sus familiares y amigos acerca del fenómeno que leyó en el libro del autor (x), si tuvo una pésima capacidad de análisis, reproducirá con los matices personales que le son propios a cada persona, un reflejo del reflejo que el autor hizo del fenómeno en su libro. Consecuencia de esta cadena de despropósitos originados por la falta de capacidad de análisis de uno o varios lectores, la idea que le llegará acerca del fenómeno sobre el que una vez alguien decidió escribir un libro, puede ser errónea, incompleta o confusa.

Por tanto, cada vez que lea un libro, no crea aquello que está escrito sin haberlo cuestionado, pues es un reflejo creado a partir de la interpretación que el autor tuvo del fenómeno. Hay que preguntarse qué quiso decir el autor y cómo el autor interpretó el fenómeno. Solo así podremos ser capaces de aproximarnos lo máximo posible a la idea inicial del fenómeno sobre el que alguien alguna vez decidió escribir.


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