[...] "Todos tienen la enfermedad de la opinión pública. Aquí tienen su sede todos los placeres y todos los vicios, pero también hay gente virtuosa; sí, hay mucha virtud asalariada y obsequiosa, con dedos de escribano y nalgas encallecidas a fuerza de esperar; mucha virtud condecorada con estrellitas prendidas en el pecho y con una prole disecada y sin trasero. También hay aquí mucho beaterio, mucho servilismo crédulo, mucha adulación interesada ante el dios de los ejércitos. Porque es de arriba, efectivamente, de donde manan las condecoraciones y los escupitajos magnánimos y hacia arriba es adonde se elevan los pechos que no han sido condecorados aún. La luna está rodeada de su corte y la corte tiene sus imbéciles; y el pueblo pordiosero, con su obsequiosa virtud de pordiosero, le rinde culto a todo lo que viene de la corte." [...]
'Así hablo Zaratrusta'.
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