En esta nueva ocasión os vengo a hablar de un clásico de la literatura inglesa que no puede faltar en bibliotecas de lectores que se precien así mismos. La novela poco a poco y desde su publicación fue paulatinamente adquiriendo popularidad hasta acabar convirtiéndose en el clásico que todos conocemos en la actualidad sin necesidad siquiera de haberlo leído ya que no han sido pocas las adaptaciones que del mismo se han llevado a la pequeña pantalla o al teatro.
Es una novela que a pesar de ser breve, fácil y de rápida lectura, consigue no solo describir con todo lujo de detalles cada una de las oscuras y sucias calles del industrializado, lúgubre y victoriano Londres donde se desarrolla la historia, sino que además, plasma con una facilidad exquisita la disonancia cognitiva o dualidad que todas las personas -y aquí incluimos como no, al protagonista de la novela, el doctor Jekyll- por el hecho de serlo tienen dentro de sí. Dualidad de bien y mal, vicio y virtud, envidia y admiración e infinidad de atributos y características contrapuestas, que entran en conflicto de manera ineludible y constante en todos y cada uno de nosotros produciendo una serie de resultados que acabarán no solo viéndose reflejados exteriormente en nuestro día a día sino que también modelando lenta pero progresivamente aquello que acabaremos siendo en el cenit de nuestras vidas, aquello que todos percibirán que somos y según lo cuál seremos tratados y valorados.
El tema central de la novela se encuentra prácticamente en la confesión final que el doctor Jekyll hará mediante carta a su querido amigo y también investigador del crimen, el abogado Hutterson. Confesión en la que explicará con todo lujo de detalles no solo todos los obstáculos que Jekyll tuvo que ir eludiendo para mantener 'a salvo' de extraños y Scotland Yard a su victoriosa, malvada y descontrolada naturaleza sino que también la forma en la que lenta y progresivamente esa parte 'viciosa y morbosa' que todos tenemos dentro acaba adueñandose de nosotros cuando creyéndonos a salvo de ella, bajamos la guardia y comenzamos a hacer pequeñas concesiones a nuestros instintos más básicos y salvajes.
Para acabar, diré que a mi modo de entender la novela, no se ha hecho más que un rápido recorrido evolutivo del hombre y sus instintos más salvajes hasta llegar a nuestros días con la intención de enseñar a las personas que para poder convivir en sociedad, debemos mantener a raya nuestros vicios y pensamientos morbosos o de lo contrario, entraremos en una espiral de difícil salida que nos acabaría arrastrando hacia la ruina y el temprano deseo de acabar alcanzando una 'hipotética muerte' que nos libre de nuestros males, como parece acabar deseando el propio doctor Jekyll en el final de la novela.
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