Cuando leí por
primera vez acerca de este bosque, no pude resistir la tentación de leer e informarme más
sobre su historia, llegando a escribir además un post sobre la misma para este
blog.
Obviamente, apasionada de las películas del género de terror como soy, no
he podido no ver la película que estaba ambientada en Aokigahara, “El bosque de los suicidios” del director Jason Zada.
Los protagonistas
son Natalie Dormer (Sarah) y Taylor Kinney (Aiden), quienes entran en
el bosque Aokigahara, (famoso en la vida real por ser un sitio donde
la gente acaba con su vida), para buscar a Jess, la hermana gemela de
Sarah que ha desaparecido de forma misteriosa. A pesar de las
numerosas advertencias de no abandonar el camino señalado, Sarah se
adentra en el mar de árboles en búsqueda de su hermana llegando a
encontrarse con los espíritus atormentados de los muertos que tienen
el objetivo de provocar el suicidio de cualquier persona que entre en el
bosque con la tristeza en el corazón.
Es cierto que al tratarse de una película
de miedo me esperaba más momentos de tensión y miedo de los que luego realmente hay. No obstante a la escasez de éstos, no es menos cierto que los pocos con los que cuenta la película están muy bien hechos y provocan auténticos sustos que los amantes del terror no pueden no
apreciar.
Lo que más me ha
gustado es su compromiso y fidelidad para con la historia real del bosque japonés, lo
que se cuenta y ocurre en el film corresponde totalmente a lo que se sabe sobre Aokigahara, su historia, y las leyendas que se han
ido creando entorno al bosque.
Por último, resaltar que aunque no sea de las
mejores películas de terror que he visto y que existen, el hecho de
que se ambiente en un sitio que realmente existe y que realmente
tiene la reputación que le dan en la película, hace que merezca la
pena verla.
Publicación escrita por Chiara Sedran.
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