Esta publicación contiene spoiler. Se recomienda no seguir leyendo si no se ha visto el capítulo aún.
Titulado 'El momento waldo' y estrenado el 25 de Febrero de 2013, ha sido uno de los capítulos que mejor idea ha tenido pero que peor ha sabido desarrollar la misma en los 42 minutos que ha durado.Y es una pena sinceramente, porque de hecho, la idea que se quería reflejar, es de entre todas las que llevamos en la serie hasta el momento, la que con más facilidad se podría producir en la realidad, de hecho, incluso muchos seguidores politólogos de la serie no tienen ningún tipo de reparos en afirmar que a su juicio, 'El momento waldo' ya se ha producido en países como España o Estados Unidos.
Titulado 'El momento waldo' y estrenado el 25 de Febrero de 2013, ha sido uno de los capítulos que mejor idea ha tenido pero que peor ha sabido desarrollar la misma en los 42 minutos que ha durado.Y es una pena sinceramente, porque de hecho, la idea que se quería reflejar, es de entre todas las que llevamos en la serie hasta el momento, la que con más facilidad se podría producir en la realidad, de hecho, incluso muchos seguidores politólogos de la serie no tienen ningún tipo de reparos en afirmar que a su juicio, 'El momento waldo' ya se ha producido en países como España o Estados Unidos.
¿Y qué es 'El momento waldo'? ¿En qué consiste o de qué manera se manifiesta en una sociedad tan enganchada a las redes sociales como las que tenemos hoy en día en todos los países occidentales?
Se puede decir que 'El momento waldo' ha llegado a una sociedad cuando, hastiada hasta la saciedad de su clase política y los escándalos de toda índole que éstos hacen en su día a día, busca con desesperación un vehículo o instrumento con el cual poder canalizar y manifestar su enfado para con su clase dirigente.
Y éste vehículo con el cuál la gente canaliza su enfado al mismo tiempo que lo manifiesta mediante el uso de un lenguaje satírico, irrespetuoso, vulgar y directo hacia la clase política, se representa en la serie en forma de un osito animatrónico de color azul llamado Waldo. Representación del descontento social que, si bien se ha convertido en un oso de apariencia infantil, de igual forma podría haberse convertido en el surgimiento, con el objetivo de evidenciar y criticar todas las cosas ya existentes, de un partido político populista.
Y ciertamente, nada hay de malo en la aparición de herramientas sociales que nazcan como un proyecto de reforma política y social serio y con el propósito de evidenciar aquello que se ha hecho mal. El problema viene y así lo evidencian en la serie en este capítulo, cuando aquello que surge de la sociedad no es más que una carcasa vacía de ideas y propuestas pero con un buen y seductivo armazón exterior basado en las críticas (a veces certeras, a veces no) hacia quienes con más o menos aciertos, si tienen un proyecto sólido para gobernar un país. Y el problema se acaba asentando en la sociedad cuando la masa inexperta juvenil tendente a la despreocupación e irresponsabilidad que les es propia fruto de su corta edad, se moviliza y hace uso de las redes sociales para conseguir que aquello que simplemente es superficial y rapazmente crítico, se asiente como primer instrumento de la oposición al gobierno del país como acaba sucediendo al final del capítulo.
El desencanto con la clase política ha acabado llevando a algo (reitero nuevamente) vacío, irreal, soez y dañino para la gobernabilidad de un país a no solo ocupar la oposición, sino a tener voz y voto claves en asuntos que desconocen y que son trascendentalmente vitales para la estabilidad de un país.
Y llegados a este momento, cuando la situación parece haberse salido del cauce por el que debía ir, quien pone voz y movimientos al oso Waldo, consciente de las responsabilidades tan grandes que la masa social le está atribuyendo a alguien que no está capacitado para hacer algo que no sea juzgar lo que otros partidos políticos proponen o hacen, decide romper con el personaje al que daba vida y exigir a la corriente populista a la que ha estado alimentando, que renuncie a Waldo y vuelva al cauce de donde no debieron salirse con más expectativas que la de dar un toque de atención a los políticos corruptos que tenían.
Creo que el capítulo ha sido una crítica muy mordaz a los populismos (de cualquier color) que se generan en etapas de desconfianza en la clase política. Y creo que con las imágenes finales, el capítulo hace una advertencia a todos los espectadores sobre lo peligroso que puede ser votar proyectos que, aparentemente más sinceros y 'reales', basan toda su actividad política en simplemente juzgar otros. Proyectos que no tienen la suficiente solidez y entereza como para proponer gobiernos decentes y estables que procuren el progreso para el país y es que, por increíble que parezca, a veces la idea de más elecciones y más votos no es sinónima por sí misma de más democracia.
Pienso que el capítulo podía haber estado mejor hecho de lo que lo está aunque considero que se puede llegar a las conclusiones expuestas en esta publicación solo indagando un poco en internet leyendo comentarios y entrevistas que los productores y guionistas hicieron hablando sobre este capítulo. Me ha gustado, aunque no ha sido el que más a la fecha en la que escribo este post.
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